Discurso
del director polaco Krzysztof Warlikowski
para el día Mundial del Teatro 2015
Los verdaderos maestros del teatro
generalmente son encontrados fuera de los grandes escenarios y muchas veces
tienen poco interés en interpretar el teatro como una máquina que reproduce
lugares comunes y clichés. Ellos tienden a buscar la verdad, esa pulsante
fuente de corrientes vivas que muchas veces va más allá de los espectáculos y de cientos de espectadores que se empeñan en reproducir
y copiar una realidad de un mundo sin contenido, en vez de crear mundos
que estén basados en el debate con el público incluso sobre las emociones que
brotan a flor de piel. Y no hay mejor forma de revelar las pasiones ocultas que
con el teatro.
Muchas veces uso la narrativa
como una consejera. Día a día pienso en escritores que
hace casi cien años anunciaron de manera profética, pero serena, el ocaso de
los dioses europeos; ese crepúsculo que sumió a nuestra civilización en una
oscuridad que aún no ha sido erradicada. En ese momento llegan a mis
pensamientos Franz Kafka, Thomas Mann y Marcel Proust e incluyo en estos profetas al contemporáneo John Maxwell Coetzee.
Su unánime sentido del fin del mundo, no del
planeta sino de las relaciones entre los seres humanos que lo habitan, del orden y la agitación social, hechos conmovedoramente actuales que nos afectan
a nosotros, que vivimos después del fin del mundo; que vivimos enfrentados a
crímenes y conflictos que surgen en tantos lugares y de manera tan rápida que
ni siquiera los omnipresentes medios de comunicación pueden seguir su ritmo.
Estos sucesos crecen ágilmente y pierden rápidamente el interés de la prensa,
condenándolos a desaparecer.
Por eso nos sentimos impotentes, horrorizados
y confinados. Descubrimos que ya no podemos construir torres y murallas para
defendernos y éstas, en vez de protegernos lo único que hacen es consumir gran
parte de nuestra energía vital. Ya ni siquiera tenemos la fuerza suficiente
para mirar lo que existe más allá de esos muros. Y eso es exactamente el por
qué el teatro debe existir, para observar con detenimiento dentro de lo que
está prohibido y de allí extraer su fuerza.
El mito
busca explicar lo inexplicable. Porque está basado en una verdad, debe
finalizar en lo inexplicable. Así es como
Kafka describe la transformación del Mito de Prometeo. Creo firmemente que
estas palabras también deben describir el teatro. Y este teatro, el que está
basado en la verdad y encuentra su fin en lo inexplicable, es el que deseo para todos sus cómplices, los
que están en el escenario y los que están en el público. Y lo deseo de todo
corazón.
Krzysztof
Warlikowski
Vaya Truño
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