Coordina: Corporación Ateneo.
Informes: 2160708
www.corporacionateneodemedellin.com
MENSAJE EN EL DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO
Gilberto Martínez
Director Casa del Teatro de Medellín.
Para mí es un honor el poder, este 27
de marzo de 2014 día internacional del teatro, y recién cumplidos los 80 años,
dirigirme a todos aquellos que de una u de otra forma han considerado este arte
milenario como una forma de vida.
Hace unos años me desplacé con el grupo de la Corporación
Teatro de libre de Medellín a una población a
seis horas en bus, de la capital del departamento de Antioquia.
El valle donde está asentado el pueblo
tiene una extensión de 18.000 hectáreas irrigadas por el río Penderisco,
propiedad de unos 44 terratenientes.
El objetivo: la presentación de la
obra Revolución en América del Sur,
de mí querido y fallecido amigo, Augusto Boal.
El nunca olvidado creador del teatro
del oprimido.
El protagonista José Silva, obrero de
la industria de la construcción es perseguido por la clase política para que se
digne votar. Fue un día domingo, a la hora de la misa, 11 de la mañana, en la
plaza del pueblo, cercada por la fuerza militar, para evitar desórdenes. Iniciamos la presentación de la obra. 8
actores y una actriz. Mientras unos, actuábamos, los demás observaban sentados,
al lado de pequeños cajones en donde se guardaban los objetos de utilería
característicos del personaje a interpretar,
y que se ponían cuando les tocaba
el turno.
Antes de cantar la canción final que
terminaba con el estribillo: pueden
olvidar la pieza, deben sólo recordar, que si el teatro es un juego, afuera
está la verdad; debía levantarme y encarnar el papel de un político
que arengaba a los espectadores a votar…
Cuando inicié el discurso, se desato
una ráfaga de detonaciones que hizo, sin pensarlo dos veces, que me arrojara al
piso. Caí cerca del actor-protagonista de la pieza. Me miró en forma
inquisidora y de reproche. “El “fuego” continuaba. Sin apuro y en forma nítida,
me dijo:
-“Hay que ser consecuente, compañero.”
No tuve más remedio que continuar sin
medir en ese momento el alcance que dicha “sentencia” iba a tener en mi
concepción y compromiso con el teatro que hacía, sobre todo al enterarme de que
las detonaciones fueron producidas por fuegos artificiales que había colocado
el cura párroco en un muñeco que debía ser incinerado el 31 de diciembre como
parte de la celebración de año nuevo.
Comprendí que hacer teatro es una manera de
encarar nuestra vida, de ejercer el poder de crear y decidir, de asumir la
existencia en un todo y por un todo con la visceralidad del que goza y sufre
por pertenecer al género humano.
Pero también quiero decirles a todos
que creo necesario hacer en este día un alto en el camino, puede ser un
instante, para preguntarnos qué es el teatro actualmente y qué significa, y
sobre todo que significa para nosotros y nuestra cotidianidad.
Por ejemplo, pregunto: ¿Debe el
teatro de arte, (arte como oficio de crear) con el que me he comprometido, ser
digerido con nuestro beneplácito, por la corriente de la cultura globalizada de
las masas con fines económicos? Pienso
que dejar que eso suceda es la manera más fácil de enfrentar nuestro compromiso
existencial con el arte teatral. Hacerle el juego a las industrias culturales
que dicen que al público hay que darle lo que pide, sin cuestionarse que ese
pedir, ese gusto, está condicionado por ellas mismas es eludir respuestas menos
alienantes.
Ante los embates lo único que debemos
mantener es la ética del oficio que hemos escogido, para realizarnos como
creadores.
Y
es esa ética del ofició, la que debe desmontarnos de la retórica de la
autosuficiencia que sólo alimenta nuestro ego y plantear, basados en la ciencia
y nuevos recursos tecnológicos, una re-teatralización del teatro de arte que
contemple en la acción, base fundamental
del teatro, una equivalencia justa, nítida y significativa entre la forma y el
contenido.
Y nos tenemos que preguntar como lo
hace el maestro Santiago García sobre el
grado de receptividad del espectador de nuestro tiempo. Ese espectador que
vive, igual que nosotros, una realidad compleja y desconcertante y que al
confrontarse con el objeto artístico, se cuestiona; o por lo menos creemos debe
cuestionarse, acerca de sus creencias. Cómo no cuestionarse sobre la cultura
del espectáculo, del entretenimiento y de la conversión de todo en mercancía.
(García, 2013:8)[1]
El teatro no da respuestas. Por eso no debemos proponer un sistema, ni método, ni un
manual en el sentido estricto de los términos, sólo el reflexionar sobre un conjunto de saberes dados por y en una práctica constante del
quehacer, cuyos fines han sido la búsqueda de una eficaz y sincera manera de
comunicar a través de ese hacer, heridas de vida. Una herida de vida como
relieve de un acontecimiento en el
tapete de las banalidades. En otras palabras un trabajo teatral bajo la
concepción de una Puesta en Relieve que conmueva y despierte en nosotros la
necesidad de ser mejores como seres humanos.
A todos los creadores del mundo y Colombia mi
saludo fraternal y al espectador que aún conserva la esperanza de un mundo
mejor y en paz, una invitación para que celebren con nosotros este día
internacional del teatro. Muchas gracias.
Medellín, 27 de marzo de 2014
[1] García, Santiago, 2013, Presencia
y futuro de nuestro teatro. Un teatro de preguntas, en: Memorias de Teatro,
Diciembre de 2013, No 10, Cali, Fundación Festival de Teatro de Cali.
No hay comentarios:
Publicar un comentario